Medicación del TDAH: los 3 miedos más frecuentes
Probablemente, tú que me estás leyendo,
seas el padre o la madre de un niño al que le han diagnosticado TDAH.
Cuando te han dicho la causa del
trastorno que presenta tu hijo, habrás sentido por una parte un sentimiento de
alivio: “Por fin, entiendes la causa de todo por lo que has pasado, trastornos
para aprender, dificultades de manejo, de conducta y socialización.
Tú sabías que el niño era inteligente,
también que no era un problema de falta de educación y de normas, sin embargo,
seguro que en algún momento, alguien te lo habría sugerido:” Este niño es un
maleducado”, “no tiene cabeza para los estudios”, “es vago”. Sin embargo, veías
que había algo más y, al fin, alguien os dice qué es ese algo más.
Tras
el diagnóstico del TDAH
El médico especialista en TDAH te habrá
dicho que es muy importante el apoyo psicológico tanto para el niño como para
la familia, para entender bien el problema, aprender terapias de conducta que
son unos “trucos” para manejarlo mejor y así, evitar situaciones de ansiedad y
también para mejorar la autoestima del niño. La consulta con un psicólogo
experto en estos niños, os puede ayudar mucho.
También te habrá dicho que es muy
importante el apoyo pedagógico, hay que ponerse en contacto con el colegio,
supervisar las tareas del niño, reforzar aquellas materias que le resulten más
difíciles, hacer unos horarios de trabajo razonables y aceptables para el niño
y la familia. Que la vida también existe más allá de los deberes del colegio.
Hasta aquí, todos de acuerdo. Además,
seguramente muchas de las medidas anteriores, ya las estabais llevando a cabo.
Y entonces, el médico os habla de medicación: “Sería conveniente que el niño
reforzara su tratamiento psicológico con un tratamiento farmacológico”.
Ahí surge en la mayoría el miedo a la
medicación para el TDAH, y se oyen todo tipo de cosas:
·
“Yo no quiero medicar a mi hijo”
·
“esa medicación es una droga”
·
“se va a enganchar y
no lo va a poder dejar nunca”
·
“tiene muchas consecuencias negativas”
·
“le va a quitar el sueño o el apetito”
·
“le va a cambiar la personalidad”
Desde aquí, como pediatra que lleva
muchos años tratando a niños con este problema, querría trasmitirte, a ti,
padre o madre, un mensaje de tranquilidad.
Yo
no quiero medicar a mi hijo
¿De dónde nace esa reticencia a la
medicación? Cuando te recomiendo un antibiótico por una faringoamigdalitis o un
inhalador para el asma, ¿por qué, entonces sí que quieres y accedes a tratar al
niño? ¿Por qué unos fármacos sí y otros no?
Es
cierto que por una parte hay un problema de aceptación en el público en general
de los trastornos mentales en niños, ideas fijas preconcebidas por
desconocimiento, “miedo” en la sociedad en general, a utilizar fármacos para el
sistema nervioso en niños, “miedo” digamos irracional, porque
no está sustentado por la posible presencia de efectos secundarios graves o
frecuentes.
Hay una experiencia muy amplia del uso
de estos medicamentos, desde hace muchos años y a nivel mundial, lo que avala la
seguridad de su uso. Pocos fármacos, pueden mostrar una experiencia comparable.
Por supuesto, pueden presentarse efectos
secundarios, no lo vamos a negar, todos los fármacos pueden presentarlos de una
manera u otra, pero para minimizarlos y detectarlos precozmente, realizamos un
control y seguimiento frecuente del niño, siendo excepcional el que presente un
efecto adverso grave.
Miedos
frecuentes frente a la medicación del TDAH
La
medicación le hará perder el apetito o le puede influir en el crecimiento
Sí que es frecuente que la medicación
disminuya el apetito, pudiendo observarse pérdida del peso, pero no suele
llegar a valores por debajo de lo normal del índice de masa corporal y, sin
afectar a la talla definitiva.
Lo importante es realizar controles de
peso y talla cada 3-6 meses y así estamos tranquilos, comprobando de forma
frecuente que no tiene repercusión en el crecimiento. Además, se hacen
recomendaciones dietéticas individualizadas de acuerdo con el niño, la familia
y el fármaco que toma, pues hay momentos del día en los que el apetito es mayor
y es cuando hay que intentar aumentar la ingesta de calorías. En situaciones
puntuales, suplementos nutricionales pueden ayudar a mantener un estado
nutricional adecuado.
Es
una droga, se va a enganchar a la medicación. Igual no se la puedo quitar
nunca.
No os preocupéis por esto, tenemos el
conocimiento de muchos años, muchísimas dosis administradas y la
experiencia de que puede evitar el que nuestros niños, futuros adolescentes
y jóvenes, consuman realmente “drogas”. Se ha observado que si el niño con TDAH
no es tratado, existe mayor riesgo de que sea consumidor de tabaco, cocaína y
otras sustancias. En los grupos de alcohólicos y toxicómanos, el número de
afectos de TDAH es mayor que el resto de la población.
En cuanto al tiempo que se va a
administrar el fármaco, no se puede prever, depende de la evolución de cada
niño, aunque todos tienen algo en común: mientras lo necesite.
Por el contrario, cuando veamos que ese
niño, frecuentemente ya adolescente o adulto joven, ha adquirido las
habilidades suficientes para que el trastorno no impacte de forma muy
significativa en su vida diaria, podremos suspender sin ningún problema la
medicación con la supervisión del especialista.
La
medicación le cambiará la personalidad. No parecerá mi hijo.
Sí que puede ser que veas cambios en el
comportamiento, el niño se mueve menos y puede ser que hable menos, esté menos
“ocurrente”, sus juegos sean “menos divertidos”… A veces, simplemente es que
deja de hacer las pequeñas, o no tan pequeñas “travesuras” a las que te tenía
acostumbrado.
Un niño muy cercano a mí, que presentaba
este problema me decía: “Mamá, con las pastillas se me van las ganas de hablar
en clase con el de atrás”. Ya sabéis quién es ese niño, mi hijo.
Algunas veces, sí que puede observarse
un cambio no adecuado, ellos dicen que se encuentran “aplanados”. Cuando esto
ocurre, pueden realizarse cambios de dosis o, incluso de fármacos, hasta
encontrar aquel que sea el más adecuado para vuestro hijo, sin desistir de la
medicación de forma radical.
No
hay que tener miedo a los fármacos para el TDAH
Se
ha observado de forma repetida, en múltiples estudios, que muchos niños con TDAH requieren el apoyo del tratamiento
farmacológico para que las medidas de apoyo pedagógico y de
terapia de conducta, sean efectivas y, si no los administramos, limitamos así
las aptitudes académicas y de socialización del niño, con un retraso cada vez
más difícil de superar y con consecuencias negativas para su autoestima y la
presencia de problemas de conducta. Esto también es un efecto secundario importante y crónico, que hay que
intentar evitar
El
beneficio de tratar es mayor que el de no tratar.
El no
hacer nada es un riesgo muy grande que es mejor no correr.
Os pido un punto de confianza en
nosotros, los médicos que tratamos a vuestros hijos. Pediatras, neuropediatras,
psiquiatras, todos intentamos daros la mejor opción de las que disponemos, para
que vuestros hijos puedan expresar todas las capacidades que tienen.
Espero que la lectura de este post, te haya servido
para aclarar todas esas dudas que, como es normal, te surgen. Las he escrito no
sólo como pediatra especialista en TDAH, sino también con el corazón, como
madre de un hijo con TDAH, al que los fármacos le han ayudado a tener una vida
plena.
ISABEL LOSTAL GARCÍA (Pediatra)
Fuente: www.tdahytu.es
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